El debate por el próximo programa económico apenas arranca
Argentina está en recesión desde hace 3 años y tiene una inflación de 2 dígitos desde hace 8 años. El sector privado está inmerso en una maraña de controles y regulaciones asfixiantes. La presión tributaria es récord, pero no tiene contrapartida en bienes públicos ni de cantidad ni de calidad acordes. Como si todo ello fuese poco, el soberano está en default y aislado del mundo.
Durante su segundo mandato, Cristina Fernández de Kirchner contó con el beneficio de la duda. La opinión pública, empresarios, políticos, analistas y periodistas apostaron una y otra vez a que, una vez llegado el momento, la presidente corregiría el rumbo. Pero una y otra vez la presidente optó por reafirmar el modelo. Después de todo, para qué cambiar algo tan exitoso a los ojos de ella y de sus seguidores. Al menos eso es lo que parece surgir después de escuchar la apertura de sesiones ordinarias del Congreso del pasado 1ro de Marzo, donde la presidente repasó los “logros de su gestión” y las “bondades del modelo”.
Por lo tanto, va quedando claro que no habrá corrección de los desequilibrios macro en lo que queda de este gobierno. Y, si la hay, no será proactiva, sino reactiva y desordenada y forzada por la propia dinámica económica y/o política. Aun cuando creemos que este escenario, de corrección no deseada, tiene una probabilidad de ocurrencia no trivial y no debe dejarse de lado, el consenso es que este gobierno logrará entregar el poder en condiciones similares a las actuales, y que será el próximo gobierno el que tendrá que ocuparse de esos desequilibrios macroeconómicos.