Según el diario La Nación: «…Luego de debatir el destino de los residuos y su tratamiento en el Área Metropolitana, hubo una propuesta concreta: Macri se comprometió a reducir para el año próximo 48% la producción de basura y, para el 2014, un 78%»
«El año próximo» comienza en 27 días y si bien el gobernador Scioli reclamó planes concretos, luce difícil que no estemos de nuevo frente a una muestra de voluntarismo y de patear el problema hacia adelante. Entre otras cosas porque:
1. A pesar de la estrategia de «basura cero» la disposición de basura producida por la Ciudad de Buenos Aires, según datos hasta septiembre del CEAMSE (http://ceamse.gov.ar/estadisticas-infografia/), se mantuvo sin grandes cambios respecto del año anterior. Este es un tema central, no se trata sólo de reducir la producción de basura sino de encontrar mecanismos y lugares alternativos para su disposición (que es de donde viene el conflicto entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires).
2. Imaginando que cualquier política de reducción de la producción de basura podría ponerse plenamente en ejercicio en unos meses, y teniendo en cuenta que no existe una estacionalidad demasiado marcada en los envíos de basura al CEAMSE para su disposición, para alcanzar una reducción del 48% habría que llevar la producción de basura en la segunda mitad del año a niveles prácticamente imposibles de alcanzar. Tengamos en cuenta que casi el 50% de los residuos producidos en la ciudad son de carácter orgánico. Lo cual indica que no se trata sólo de propiciar cambios en el packaging o en el consumo de papel y cartón o vidrio, sino en hábitos de consumo que sólo se modifican muy lentamente.
En síntesis, el problema de la basura seguirá afectando la calidad de vida de los habitantes del área metropolitana de Buenos Aires y seguirá siendo una cuestión central de la vida política de los próximos meses y años. El riesgo de un colapso a la napolitana no puede descartarse si la solución pasa por declaraciones plagadas de voluntarismo.