Desde el franco y directo “no vamos a devaluar”, hasta el más retorcido de “tipo de cambio de convergencia”, el gobierno insiste en mostrarse satisfecho con el valor del dólar oficial.
Mientras tanto, una amplia mayoría de ahorristas, jefes de familia, amas de casa, productores agropecuarios, banqueros, analistas, inversores y empresarios se comportan esperando lo contrario. La demanda de dólar ahorro toca nuevos máximos (la asociada a viajes al exterior también) y; más aún, una amplia mayoría de esa amplia mayoría está dispuesta a convalidar un valor del dólar ostensiblemente más alto, una brecha de 60%-80%, en mercados alternativos al oficial.
Las respuestas de política económica del gobierno, para honrar sus afirmaciones y modelar las expectativas de los que creen lo contrario, no lucen por cierto a la altura de las circunstancias. Lo que no hace más que justificar aún más la postura de los que se inclinan a creer que la posición del gobierno no podrá sostenerse por mucho tiempo más. Todo esto en un marco en el que las autoridades ya han “violado” sus promesas/afirmaciones en repetidas oportunidades (y sobre distintas cuestiones) durante el pasado reciente.
En lugar de actuar con instrumentos de política económica concretos sobre las causas de los desequilibrios macro, el gobierno propicia otras medidas para lidiar con sus consecuencias:
– Anticipo de dólares de exportación de cerealeras y aceiteras. Al igual de lo acontecido a principios de este año, cuando se anticiparon ingresos de exportación por unos USD2,000 Millones, el gobierno pretende que se realice una operación similar a esa. Pero las diferencias son notables: la campaña fuerte estaba entonces a 2 o 3 meses vista, ahora hay 6 meses por delante. En aquel momento, el pedido vino después de una devaluación, mientras que ahora es probable que haya una después. Y, por último, a principios de año el gobierno tenía algo que dar a cambio de esa ayuda, deudas por reintegros de impuestos y el plan de ordenamiento del frente externo (que hacía prever la posibilidad de conseguir financiamiento externo, relajando parte de la restricción externa y limitando las posibilidades de bruscas devaluaciones a futuro), y ahora el gobierno no tiene o no quiere dar nada a cambio.
– Desaliento operaciones cambiarias por fuera del MULC. El nuevo presidente del BCRA intenta desalentar las operaciones con dólares en mercados alternativos al MULC (mercado único y libre de cambios, que no es único ni libre) mediante reuniones, investigaciones y llamados telefónicos. A las menciones de la presidente de cuatro bancos que operan activamente en dichos mercados, la primera medida concreta fue la suspensión del Banco Mariva. A tal punto, que se habla de cupos sugeridos para operaciones de dólar contado con liquidación y dólar MEP. Pero este dólar paralelo conversado tiene patas cortas. Hay razones macro concretas que harán que su cotización vuelva a subir.
En efecto, qué de las causas de las expectativas de devaluación?:
– Inflación. El dólar está cerca de volver al poder adquisitivo que tenía antes de la devaluación de enero. La inflación erosionó dicha devaluación. Si antes era necesaria una devaluación para llegar a un tipo de cambio de convergencia (como le gusta decir al jefe de gabinete), cabe preguntarse por qué ahora no sería necesaria. Además, no hay ninguna señal que el gobierno vaya a trabajar o tomar medidas para reducir la inflación (nos ocupamos de este punto más abajo).
– Restricción externa. La escasez de dólares se agravó con el default, que se perfeccionó con la ley de pago soberano local promovida por el gobierno. Los dólares del endeudamiento externo prometidos por el gobierno para esta segunda mitad del año no estarán. Y el perfeccionamiento del default, que trajo dicha ley, hará muy difícil que se pueda remediar la situación rápidamente, incluso si el gobierno estuviese dispuesto a sentarse a negociar a partir del año próximo (algo difícil imaginar hoy). Además, la caída del precio de la soja y el aumento de la brecha generan una reducción de la única oferta disponible de dólares: los de la cosecha. Por lo tanto, a igual o menor oferta de dólares que la esperada, y asumiendo que el BCRA va a seguir “cuidando” fuertemente el stock de reservas, mayor presión sobre el valor de la divisa.
– Oferta de pesos. El déficit fiscal sigue creciendo, y el BCRA no puede decirle que no al fisco a la hora de financiar (mediante la emisión de dinero) dicho desequilibrio. Asimismo, es realmente muy difícil imaginar que pueda producirse un cambio de tendencia para el futuro inmediato (y mediato). La razón es sencilla: el gasto público va a seguir aumentando a paso acelerado, producto no sólo de la ampliación de la base de cobertura (por ejemplo, a través de la reapertura de la moratoria previsional) y de la llegada de un año electoral, sino también como consecuencia de la insistencia de las autoridades por usar el gasto público como una herramienta para intentar contener la recesión. Todo esto en un marco en el que la tasa de interés va a seguir en niveles muy inferiores a las expectativas de inflación, por lo que continuará siendo un instrumento absolutamente estéril para aumentar la demanda de moneda nacional.
Puede ser que las autoridades se contenten con bajar la brecha del 80% al 70% y con comprar algunos días de relativa calma cambiaria, pero, de no mediar un cambio de las políticas, la guerra estará perdida. Y el “no vamos a devaluar” no será más que otra de las muchas muestras de voluntarismo efímero.