• Desde que asumieron, las nuevas autoridades económicas decidieron acelerar el ritmo de devaluación del dólar oficial, en un intento por aproximarlo a su cotización de mercado.  Esto es, reducir la brecha y volverlo más competitivo.
  • Inesperadamente, argumentando que el precio del dólar ha alcanzado un “nivel de convergencia” aceptable para los objetivos de la política económica, el jefe de Gabinete y el Ministro de Economía anunciaron hoy viernes la eliminación, a partir del lunes, de las restricciones para las personas físicas para comprar dólares para tenencia y ahorro.   Al mismo tiempo anunciaron la reducción del anticipo de Ganancias y Bienes personales para las compras en el exterior al 20%.  Las compras serán en función de los ingresos declarados de cada comprador.
  • Podría decirse que se trata de una vuelta atrás al “cepo” inicial.
  • Si bien la presentación fue desprolija y con pocos detalles, se deduce que el BCRA será quien abastezca dicha franja de demanda de dólares.  No se trata entonces de una liberación cambiaria.  Y por lo tanto, tendrá impacto sobre las reservas.  Las autoridades podrían estar pensando que un dólar a 8 pesos (más 20%) es un dólar de equilibrio (un precio justo) y que, por lo tanto, la demanda a ese precio será acotada.  Pero, la brecha no es sólo una muestra de demanda reprimida que se canalizaba hacia ese mercado “informal”.  Nadie paga porque sí 13 pesos por dólar.
  • El problema subyacente a la brecha, a la demanda de dólares para atesoramiento y a la pérdida de reservas, es la inflación. Y no hay arquitectura cambiaria, ni cepo, ni cepo atenuado, ni mercados desdoblados que resista el desequilibrio fiscal y su financiamiento monetario actuales.  Y el gobierno no da señales de hacer nada para corregir este desequilibrio sino todo lo contrario (Plan PROGRESAR por ejemplo).
  • Tal vez, la brecha se descomprima por unos días.  Intentaron hacerlo subiendo el oficial y ahora lo intentan descomprimiendo el mercado informal.
  • Pero, eso no significará que la medida fue correcta.  Si la medida es aislada.  Tan aislada como la política previa de aceleración de la devaluación estamos en presencia de otra improvisación muy riesgosa.  Sobre todo porque las últimas medidas reflejan improvisación y ya habían desatado un descontrol nominal muy difícil de revertir en ausencia de un programa que permita coordinar expectativas de desinflación.
  • Todavía faltan piezas del rompecabezas, pero con las que tenemos hasta acá se trataría de un Frankenstein a punto de desmadrarse.

En «Improvisación» pueden escuchar el audio del editorial de Marcelo Longobardi donde charlamos sobre esta medida.