En nuestro post anterior (Descontrolado) hicimos una muy breve referencia sobre el resultado de las cuentas públicas del Gobierno Federal durante febrero-14, para graficar lo desastrosa que seguía siendo la política fiscal. Más allá de aquella referencia, resulta interesante ahondar un poco más en los números fiscales de febrero-14 (y también del acumulado en el 1er bimestre del año). A continuación, presentamos algunas cuestiones que merecen destacarse del resultado de las cuentas públicas durante los dos primeros meses de 2014:

SPN feb 2014

-En febrero-14, el gasto primario creció +42.1% versus febrero-13. En lo que va del año, las erogaciones primarias aumentan a un ritmo promedio de +43.2% interanual. Esto quiere decir que durante los dos primeros meses de 2014, la tasa de expansión del gasto primario subió casi 10 puntos porcentuales con respecto a la tasa de crecimiento promedio observada en 2013 (+33.5% promedio en 2013 vs. +43.2% promedio en el bimestre enero-14/febrero-14). En términos reales, es decir sin tener en cuenta el aumento de los precios, las erogaciones primarias pasaron de un crecimiento interanual promedio de +4.2% en 2013 a una expansión media de +7.2% interanual en el 1er bimestre de 2014.

-El aumento de los subsidios económicos (crecieron +65.5% entre el 1er bimestre de 2014 y el 1er bimestre de 2013) explica sólo el 20% del incremento interanual del gasto primario durante los primeros dos meses de 2014. Tanto es así que, sin computar dichos subsidios, el gasto primario registró un avance interanual de +39.9%. Así, resulta evidente que el problema fiscal de Argentina excede largamente al tema de los subsidios económicos, por lo que no será resuelto si los esfuerzos se centran únicamente sobre ellos. Peor aún si, como fue el caso de los anuncios recientes en materia de gas y agua, los esfuerzos en materia de subsidios económicos resultan a las claras insuficientes para siquiera tener un impacto significativo sobre la dinámica expansiva que tiene este ítem particular del gasto público.

-Al igual de lo sucedido en 2013, los ingresos totales (sin computar transferencias de utilidades ni desde el Fondo de Garantía Previsional ni desde el BCRA) continúan aumentando a un ritmo sustancialmente inferior al del gasto primario. En efecto, mientras que en febrero-14, los recursos totales registraron un incremento interanual de +35.1% (vs. +42.1% del gasto primario), en el acumulado del 1er bimestre la velocidad de expansión interanual de los ingresos resultó de +36.6% (vs. +43.2% de las erogaciones primarias).

-A partir de esto, resulta fácil entender por qué el resultado fiscal siguió deteriorándose fuertemente durante las primeras semanas de 2014. En febrero-14, el Gobierno Federal tuvo un déficit primario bien medido (es decir, sin computar transferencias ni desde el FGS ni desde el BCRA) de –AR$7,227 M vs. un desequilibrio de –AR$2,846 M en idéntico período de 2013, lo que implica un aumento de +154% del déficit entre ambos períodos. La situación es aún peor en el caso del 1er bimestre de 2014. En dicho período, el déficit primario ascendió a –AR$9,329 M, un +360% superior al observado entre enero-13/febrero-13 (con un déficit primario acumulado de –AR$2,030 M).

En definitiva, durante los últimos meses las autoridades del Poder Ejecutivo, en general, y del Ministerio de Economía, en particular, han tratado dar señales de cambio en materia económica. Los intentos de acercamiento con la comunidad económica internacional (arreglos con el CIADI y Repsol, y negociaciones con el Club de París y el FMI), el sinceramiento de los niveles de inflación y el endurecimiento de la política monetaria se circunscriben dentro de aquella idea. Sin embargo, todo aquello resultará en vano si no se produce un cambio profundo en la política fiscal. Y, tal cual acabamos de ver, dicho cambio todavía no se ha producido. Todo lo contrario, el resultado de las cuentas públicas se sigue deteriorando.  Resulta difícil creer que las autoridades estén dispuestas a poner en práctica las medidas necesarias para mejorar en serio la posición fiscal, luego de varios años de marcado deterioro.