Por Luis Secco

El programa con el FMI fue diseñado para llegar hasta las elecciones generales de octubre con el dólar controlado y con las necesidades financieras del Tesoro Nacional cubiertas. Es decir, se buscó llegar con una situación de suficiencia por el lado de las reservas del BCRA que no generara ningún tipo de corrida, ni contra el peso, ni contra la deuda.

 

Sin embargo, el programa se hizo subestimando los costos que tendría en materia de actividad económica y bienestar social. Sobre todo porque se trató de un programa que no fue exitoso en lo que se suponía su objetivo central: una desinflación rápida y contundente.

 

El cansancio producido por una recesión larga y una inflación que lejos de aflojar trepó nuevos escalones se reflejó con virulencia en las urnas. Y ya no se pudo tapar el sol con la mano. No sólo el dólar y las reservas se filtraron como tema de campaña; ahora el combo es más completo. Dólar, reservas, deuda, depósitos, recesión, inflación, marginalidad, pobreza, hambre… en la recta final hacia las elecciones, la economía está más que nunca en el foco.

 

Las seis premisas de Alberto Fernández

En este contexto, el candidato presidencial con más chances de ganar las elecciones de octubre dio a conocer lo que serían las seis reglas o premisas bajo las cuales piensa gobernar desde el punto de vista económico.

Al presentarlas, dijo que eran básicamente las mismas que rigieron durante los primeros años de la administración de Néstor Kirchner, cuando él era el jefe de Gabinete. A saber: equilibrio fiscal, superávit comercial, acumulación de reservas, dólar competitivo, desendeudamiento e inflación baja.

 

Difícil no estar de acuerdo con ellas pero, como siempre, lo que importa es más el cómo que el qué. Porque está claro que cumplir con todas ellas no es una cuestión de que el actual gobierno “haga los deberes” (como si reperfilar la deuda o canjearla e imponer controles de cambio para no agotar las reservas pueda ser visto como tal) o de que simplemente se vaya y se haga cargo el próximo. Dependerá de las políticas concretas que se adopten y de cómo se enfrenten y se resuelvan los problemas que se heredan y no de que simplemente se pateen para más adelante (que por cierto recordemos fue la estrategia preferida del kirchnerismo tardío).

 

Ideas riesgosas

 

En términos de encarar y resolver los problemas, el debate público está plagado de ideas y propuestas riesgosas, que podríamos sentirnos tentados a creer que son de un mero carácter electoral pero que probablemente esconden viejos prejuicios y mitos, que difícilmente se dejen a un lado a la hora de gobernar.

 

Alberto Fernández

 

 

1.Bajar la inflación de a poco

Entre esas propuestas riesgosas, que se dan de bruces con las reglas que supuestamente desea seguir el candidato de la oposición, se encuentra la de bajar la inflación de a poco y la tesis de que la inflación no tiene nada que ver con la moneda, sino con la concentración en la producción de alimentos (sic).

La evidencia empírica muestra que bajar la inflación de manera gradual genera cansancio y costos sociales elevados (y ya llevamos varios años de una supuesta lucha gradual contra la misma) y que la inflación es un fenómeno monetario (aunque muchos lo sigan negando) que no puede ser explicado por la concentración económica (la cual podría explicar niveles de precios más altos pero no inflación, que no es lo mismo).

 

2. Hay que impulsar el consumo

Al mismo tiempo se escucha que hay que implementar rápidamente un  plan para impulsar el consumo (poner dinero en el bolsillo de la gente) para reactivar la demanda y el nivel de actividad económica.

Cabe preguntarse, ¿de dónde saldrá la plata? ¿Quién la pondría? ¿El Estado? El Estado tiene déficit y hoy está claro que no puede financiar ni el que ya tiene ni mucho menos uno más grande, a menos que se esté pensando en hacerlo con emisión monetaria.

 

Banco Central

 

 

Porque si se piensa financiar más gasto con nuevos impuestos, ese es poder compra que se le quita el sector privado. Pero si la idea es financiarlo con emisión, ¿cómo se controlaría la inflación o cómo se haría para mantener el tipo de cambio competitivo? (¡Ah, cierto! Me olvidaba que la inflación no tiene nada que ver con el financiamiento monetario del déficit fiscal).

Se podría pensar que el objetivo del tipo de cambio alto (peso depreciado) o competitivo es un objetivo en sí mismo y que se devaluará todo lo que haga falta. Pero ¿cómo evitar que dicha devaluación se traslade a los precios? ¿Cuál es y cuál será el plan anti-inflacionario? ¿O serán devaluaciones sin plan?

 

3.Licuar stocks y flujos en pesos

Relacionada con esto, flota en el aire otra idea riesgosa, la de que se pueden licuar (vía emisión/inflación) stocks y flujos en pesos de manera controlada. Nada más alejado de la realidad. Recordemos, por ejemplo, que algo más del 60% del gasto del Tesoro Nacional está indexado. Bastaría sólo un atisbo de que ese es el camino elegido para que la demanda de pesos se esfume, por más controles cambiarios o de capitales que existan.

 

4.Recetas importadas

Otro camino riesgoso que algunos proponen es el de importar modelos o recetas que no son aplicables al caso argentino debido a las notables diferencias institucionales que existen entre nuestro país y algunos de los países elegidos como ejemplo.

Portugal, Irlanda o España forman parte de la UE, poseen una moneda común y cuentan con un prestamista de última instancia de altísima reputación y credibilidad (el Banco Central Europeo). Cualquier diferencia con el caso argentino no es pura casualidad.

5.Salir sin reformas y sin costos

Por último, quienes dicen que se puede salir de esta situación de a poco, dialogando, sin reformas y sin costos, mienten. Porque esos costos y esos riesgos seguirán creciendo si no se impulsa un plan de estabilización y reforma económica integral y sustentable y sólo se deja pasar el tiempo.

 

Gobernabilidad

Lamentablemente una gran cantidad de argentinos no percibe la magnitud de los problemas que se deben enfrentar y surgen dudas de cuál será su reacción cuando se los enfrente. Existe una dimensión de la gobernabilidad que es clave: ¿cuál será el mandato que recibirá el próximo presidente? 

 

Porque atención, se presume que la gobernabilidad sería mayor si el triunfo del peronismo es tan contundente como el de las PASO, porque tendría mayorías parlamentarias y un vasto poder territorial, y porque el peronismo entiende mejor la lógica del manejo y del uso del poder.

Pero, ¿qué sucedería con la gobernabilidad si ese peronismo tiene que impulsar una política económica muy distinta de la que espera la mayoría de sus votantes? Sólo un interrogante a modo de ejemplo, ¿podrá, con la premisa del equilibrio fiscal como norte, impulsar una reforma que desindexe el gasto público en jubilaciones, salarios y subsidios? 

 

 

 

 

 

 

*Economista, director de Perspectiv@s Económicas.

 

Fuente: https://www.cronista.com/columnistas/Ideas-peligrosas-para-la-economia-que-viene-20190911-0050.html