Algunas consideraciones a partir del estado de salud de Cristina Fernández de Kirchner (CFK)
Al momento de escribir estas líneas, la presidente vuelve a ingresar a la Fundación Favaloro para una nueva evaluación de su estado de salud. Incluso se especula con la posibilidad de una intervención quirúrgica en las próximas horas. Mientras, más allá de las especulaciones periodísticas, todavía no está claro si la presidente seguirá en funciones (reducidas) o si el vicepresidente Amado Boudou asumirá temporalmente el Ejecutivo en su lugar. Puede que CFK no deje su cargo sino que reduzca su ritmo de trabajo hasta tanto los médicos le den el alta (eso pareció ser el camino elegido esta mañana). Aunque eso no se ajuste totalmente a las prescripciones constitucionales, las cuales son bastante claras en caso de acefalía (sea ésta transitoria o permanente)[1].
Se descuenta que CFK se recuperará rápidamente y sin secuelas, pero para ello deberá aceptar el “reposo absoluto” recomendado por la unidad médica presidencial y los especialistas neurológicos consultados. Aunque una intervención quirúrgica temprana podría evitar la espera, no se trata de un simple trámite. En todo caso, el plazo de un mes es sólo tentativo por cuanto el tiempo de recuperación dependerá de la evolución del hematoma cerebral (colección subdural crónica) y si el mismo se reabsorbe o es finalmente extirpado.
Pero sin detenernos demasiado en el diagnóstico y tratamiento de la salud presidencial, la situación puede ser abordada desde diferentes puntos de vista:
- Un primer punto de vista es el de la gestión inmediata. Durante estos años de Administración Kirchner, el hiper-presidencialismo ha llegado al paroxismo. La presidente necesita tranquilidad y reposo no sólo físico sino mental. La delegación de la gestión en el Vicepresidente Boudou debería ser total. Lamentablemente, el vicepresidente no cuenta ni con la confianza de la opinión pública ni, peor aún, la confianza de la presidente y de su círculo de confianza. Argentina ya venía atravesando serias dificultades por las disputas internas, sobre todo dentro de lo que podríamos denominar el equipo económico. Disputas que se zanjaban con la intervención presidencial. Imaginemos lo que podría suceder ahora si el vicepresidente vuelca sus preferencias a favor de alguno u otro de los involucrados en la disputa. Por ejemplo, soportará el secretario Moreno que Boudou siga los consejos o imponga los criterios de su preferido Lorenzino? Podrá Boudou tomar alguna decisión sin que la presidente se entere a partir de las infidencias del resto de los funcionarios? Sucederá algo similar a los que ocurrió cuando la presidente fue operada de la tiroides y Boudou la reemplazó sólo formalmente durante 20 días. Decimos formalmente porque en los hechos el ejercicio del poder recayó en los secretarios más cercanos y más fieles a la presidente y su modelo (Zannini, sobre todo).
- Un segundo punto de vista es el electoral. Hay quienes especulan con la eventualidad que este episodio pueda tener efectos electorales favorables para el oficialismo dentro de 20 días. La empatía y la compasión con CFK la llevaron a la reelección y a niveles récord de aprobación ante la muerte de Néstor Kirchner. Podrá suceder lo mismo en los próximos 20 días? Sobre todo con los votantes bonaerenses. Porque a no olvidar, el Frente para la Victoria será la primer minoría a nivel nacional (hasta la semana pasada con un 30 y algo por ciento de los votos). Perdía en algunas provincias pero sobre todo en la provincia clave: Buenos Aires. Puede este episodio revertir tal resultado?
- Por último, se pueden abordar las consecuencias del estado de la salud de CFK desde el punto de vista de la transición hacia 2015. CFK se recuperará y sin secuelas; pero resulta muy difícil no pensar que se le acaba de abrir la puerta más grande que tendrá de aquí a 2015 para dejar su cargo. Y si bien entramos en un terreno tremendamente especulativo, dejar la gestión hoy significaría no tener que enfrentar los costos de la corrección macroeconómica que Argentina necesitará realizar en los próximos 2 años. Y dado que este episodio no tiene por qué tener efectos permanentes sobre la salud de CFK, dejar su cargo ahora, en estas circunstancias, podría ser la mejor forma de despedirse para intentar volver en 6 años. Claro, el resto de los actores políticos no tiene intenciones de hacérsela fácil a la presidente. Pero en el terreno de las especulaciones, no creemos que éste cálculo no forme parte de los pensamientos de CFK y de su entorno más íntimo por estas horas.
- Qué podría suceder si este episodio derivara en un caso de acefalía permanente. Podría Boudou terminar la gestión? O deberían seguirse los procedimientos descriptos en la nota de pie página 1? Tal vez el peronismo prefiera que la corrección macro la haga un no peronista como Boudou. Tanto Scioli como Massa podrían preferir tal opción. Y en tal caso, Boudou podría aceptar la misión. Después de todo siempre se mostró como el miembro del gobierno más favorable a realizar ciertas correcciones macro y a mejorar los vínculos de la Argentina con los mercados globales. Sin olvidar que tiene varios temas irresueltos que podrían ser objeto de una eventual negociación.
[1] En la Argentina, en caso de acefalía presidencial, la Constitución Nacional en su Artículo 88 y la Ley Nacional 25.716 (modificatoria de la Ley 20.972) señalan al funcionario que ejerce temporariamente el poder ejecutivo, cuando el titular del cargo resulte impedido de hacerlo. La Constitución prevé, en caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del Presidente de la Nación, que el cargo de Presidente sea ejercido por el Vicepresidente, hasta que haya cesado la causa de inhabilidad o un nuevo Presidente sea electo. De estar impedido también el Vicepresidente, la línea de sucesión temporaria está compuesta en este orden: Presidente provisional del Senado, Presidente de la Cámara de Diputados y Presidente de la Corte Suprema de Justicia.
En caso de que la vacancia de la presidencia y de la vicepresidencia sea definitiva, de acuerdo a la Ley 25.716 de Acefalía Presidencial que fue sancionada el 28/11/2002, el presidente provisorio del Senado debe ejercer el poder ejecutivo hasta que el Congreso decida la sucesión definitiva en la Asamblea Legislativa. Si el presidente provisorio del Senado no puede asumir, el que ejerza será el presidente de la Cámara de Diputados, y si éste estuviera también impedido, asume el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Este funcionario se desempeña agregándole a su cargo «en ejercicio del Poder Ejecutivo». Por ejemplo, le correspondió el cargo de Presidente provisional del Honorable Senado de la Nación en ejercicio del Poder Ejecutivo a Ramón Puerta el 20/12/2001 tras la renuncia de Fernando De la Rua al no haber vicepresidente por la renuncia de Chacho Alvarez el año anterior.
La Asamblea Legislativa es una de las pocas ocasiones institucionales en que ambas cámaras del Congreso se reúnen conjuntamente. De acuerdo al artículo 88 de la Constitución, la Asamblea dispone de 48 horas para reunirse con quórum de dos tercios del total de los miembros, y en una sola reunión debe decidir acerca de la sucesión definitiva. La Asamblea deberá escoger entre los diputados y senadores del Congreso de la Nación y los gobernadores de provincia al funcionario que desempeñe el cargo acéfalo. Además, el elegido debe cumplir con los requisitos constitucionales exigidos para ser Presidente de la Nación que son los mismos que en el caso de los senadores, agregándose el haber nacido en el territorio nacional o ser hijo de ciudadano nativo. La votación se realiza por mayoría simple. En una segunda vuelta se desempata, de ser necesario, con el voto doble del Presidente de la Asamblea. (Fuente: Wikipidea)