Desde hace unos días circulan rumores sobre un nuevo plan económico denominado «Plan Federal».  Hoy Clarín, a través de una nota de Marcelo Bonelli, informa sobre el supuesto plan en el marco de discusiones que estarían teniendo lugar en el gobierno acerca de cuál debería ser la política cambiaria de aquí en más  (ver http://www.clarin.com/opinion/Nuevamente-analiza-desdoblamiento-cambiario_0_866313448.html).

Respecto del contenido conocido del Plan Federal, Bonelli incorpora la posibilidad de un desdoblamiento cambiario, que no sería alternativo a dicho Plan sino un ingrediente del mismo.  A continuación lo que se conocía del Plan y algunos comentarios:

El Plan Federal consistiría en:

 1.-Nacería el “peso federal” o “federal” a secas en lugar del actual peso. 

2.-La devaluación de la moneda oficial alcanzaría al 100% ubicando la cotización del dólar a nuevas 10 unidades monetarias. Esto permitiría “limpiar” la emisión indiscriminada de pesos, sobresellar los actuales y emitir billetes con nuevas denominaciones y “nuevas caras”. 

3.-Se generaría un colchón suficiente entre las reservas sobre la base monetaria para absorber a quienes decidan desprenderse de la divisa reserva de valor –dólar- y lograr en menos de 60 días un cambio flotante de 8 pesos. 

4.-Se establecería un mercado cambiario de “flotación sucia” –manejado por el Banco Central- y se liberaría el acceso a las monedas extranjeras. 

5.-se cerrarían las paritarias salariales a un 25% de aumento de sueldos para trabajadores y jubilados por única vez. 

6.-Se establecerían precios sugeridos, en acuerdo con las grandes cadenas supermercadistas, -incluídas las de los supermercados chinos- para evitar que la espiral inflacionaria sólo pueda ser alcanzada con el acaparamiento de mercaderías no perecederas y el desabastecimiento sea la luz que se acerca para aplastarlos al final del túnel. 

7.-Se fijaría un “desagio” similar al Plan Austral del 14 de junio de 1985 creado por el ministro Juan Vital Sourrouille para los créditos bancarios, sean ellos personales, hipotecarios o prendarios y así fijar tasas de referencia.

Mis opiniones:

  • Como todo programa de estas características generará inicialmente incertidumbre y dudas.  La incertidumbre puede llevar a retiro de depósitos durante algún tiempo.  Pero, si todo es bien explicado, debería prevalecer la idea de que el sistema financiero «está mejor preparado» y que no quiebra por estas medidas (a diferencia de la expectativa que había en 2001 cuando una devaluación «aseguraba» a los depositantes la quiebra del sistema).  Sí el plan va acompañado, como debería ser (pero no sabemos si lo harían así, sobre todo si el plan contempla una reducción de las tasas de interés sobre préstamos, ver el punto 7 de los componentes del supuesto «plan») de un fuerte aumento de las tasas de interés en pesos hasta sería probable que algunos decidan cambiar dólares por pesos para ganar con las tasas en pesos (una vez que ya ganaron con la devaluación).  Pero para que este arbitraje tenga lugar, el plan tiene que ser creíble.  Todos tenemos que estar convencidos (nos deben convencer) que estamos frente a una única devaluación y no sólo frente a la primera de muchas que estarán por venir.  Para eso el Plan tendría que estar acompañado de un plan anti-inflacionario creíble, que reduzca la necesidad de financiar al tesoro mediante la emisión monetaria del BCRA.
  • De lanzarse un «plan» de estas características, cabe preguntarse acerca de su timing.  Para que tenga efectos reales positivos antes de las elecciones de Octubre 2013, hay que darle algunos meses a la incertidumbre para que se disipe (reitero: esto sería posible si el anuncio va acompañado de medidas concretas y creíbles desde el punto de vista fiscal y monetario), por lo tanto debería anunciarse durante este primer trimestre del año.  Si se tiene en cuenta que habrá elecciones primarias abiertas y obligatorias en Agosto, los plazos se acortan aún más.
  • Una reducción de tasas de interés sobre préstamos personales claramente no es lo que necesita un plan de estas características para que resulte creíble.  Me animo a decir que sería un aspecto crucial en cuanto a la credibilidad (o falta de) que genere el plan y junto con la presencia o no de una política fiscal y monetaria acordes, los elementos determinantes de su potencial éxito o fracaso. 
Veamos:  si se dispone una reducción de las tasas activas, los intermediarios financieros no podrían aceptar o impulsar un aumento de las tasas pasivas para «defender los stocks en pesos» (que es lo que habría que hacer junto con la devaluación).  A menos que no tengan alternativa y se vean obligados a aceptar un margen de interés nulo o negativo!   Dado que esto es poco probable, forzar una baja de las tasas activas sería extremadamente riesgoso porque se traduciría en un límite al aumento de las tasas pasivas que inicialmente requiere una devaluación que se pretenda exitosa («la única y no la primera»).
  • En cuanto al precio de los bonos soberanos argentinos, habrá dos fuerzas en disputa. Una que justificaría un aumento del precio de los bonos (en pesos y en dólares) es la mejora de la posición fiscal del soberano (el efecto fiscal de una devaluación es positivo dada la posición de reservas y deuda en dólares y la recaudación atada al dólar a través de los impuestos relacionados con el comercio exterior -expo e impo-).  Y otra de signo contrario, que es la que produciría la incertidumbre que siempre genera una devaluación. La intensidad de esta última dependerá de la credibilidad que despierte el plan.   Si el plan finalmente es creíble, es probable que el atractivo de los bonos en dólares se reduzca en favor de otros en pesos, sobre todo aquellos de menor paridad.
  • Los rumores también involucran un eventual corralito y/o inmovilización de depósitos en USD.  En un diseño de plan que quiera generar confianza, corralito o inmovilización de fondos (o en el extremo la pesificación de los depósitos en dólares) no serían componentes recomendables.  Una devaluación lo suficientemente fuerte (10 pesos federales por dólar de nueva paridad) hasta  podría generar expectativas de apreciación y si a esas expectativas se le suma un aumento de las tasas en pesos (que de lugar y convalide esas expectativas) se podría generar un trasvasamiento voluntario de depósitos en dólares a pesos.  Si la respuesta (preventiva a este movimiento «virtuoso») es  congelar o pesificar los depósitos en dólares, se afectaría negativamente el comportamiento de los depositantes, gatillando más incertidumbre y expectativas de transitoriedad del plan.  Cualquier medida que afecte al sistema financiero de manera directa (más allá de la devaluación que lo afecta de manera indirecta) tendría efectos negativos sobre las expectativas y sobre los depósitos en ambas monedas.
  • Un plan económico requiere o consta de 4 etapas o pilares componentes básicos: diagnostico, diseño, comunicación (la cual es vital al lanzamiento y durante la ejecución) y ejecución/implementación (y tal vez habría que agregar una adicional de monitoreo y revisión permanente). Creo que tienen una parte del diagnóstico correcto (hay que actuar sobre las expectativas y la inflación) pero yerran porque no le dan el peso suficiente a la política monetaria y fiscal como determinantes de la inflación. Tengo severas dudas sobre la capacidad para diseñar algo sensato, (integral y coherente), y en cuanto a comunicación y ejecución tengo dudas que haya un team acorde.