–        Finalmente, reapareció en escena la presidente Cristina Fernández (CFK) y llegaron los cambios de gabinete.

–        En su reaparición a CFK se la vio animada y de muy buen aspecto.  La puesta en escena corrió por cuenta de su hija Florencia, quien recurrió a cortes y a ediciones que permitieron dar un mensaje de agradecimiento bastante efectista (con mascotas y peluches de por medio).  No fijó ninguna línea de acción, ni en materia política ni económica, y sólo habló de volver a trabajar.  La única sorpresa haya sido tal vez el “alivio de luto” en el atuendo, dado que lució una camisa color blanca por primera vez desde la muerte de Néstor Kirchner.

–        Poco tiempo después de conocido el video con el mensaje presidencial, su vocero anunció los cambios de gabinete, los que generaron y aún generan (y seguramente lo seguirán haciendo en las próximas horas) una gran cantidad de especulaciones.  Se van Abal Medina, Lorenzino, Yahuar y Marco del Pont y son reemplazados por Jorge “Coqui” Capitanich en la Jefatura de Gabinete, Axel Kicillof en el Ministerio de Economía, Carlos Casamiquela en la cartera de Agricultura y Juan Carlos Fábrega[1] en la presidencia del BCRA, respectivamente.

–        La figura del hasta hoy gobernador del Chaco, el Coqui Capitanich, como Jefe de Gabinete es la que despierta los comentarios y las expectativas más favorables.  Se trata no sólo de un gobernador peronista con larga trayectoria y, por lo tanto, con probada cintura política, sino que es considerado también como uno de los más versados en cuestiones relativas a la gestión (ya fue Jefe de Gabinete del presidente Duhalde) y a la economía.  Hay quienes razonan que el Coqui será quien “supla” en la gestión diaria a la presidente (quien deberá seguir a un ritmo de baja intensidad de ahora en más) y hasta especulan con la posibilidad de que pueda tomar algunas decisiones “racionales” sin pasar por el tamiz de la presidente y su círculo más íntimo.  Después de todo, razonan, por qué un moderado como Capitanich, con evidentes pretensiones presidenciales, aceptaría un cargo como el de Jefe de Gabinete sólo para hacer lo que la presidente u otros funcionarios le impongan.  Si lo hace, debe ser porque sabe que tiene espacio y que ese espacio le puede permitir construir una imagen de éxito con rédito para su carrera presidencial.

–        Sin embargo, a nuestro juicio,  no puede centrarse sólo el análisis en la figura del nuevo Jefe de Gabinete.  Porque aún aceptando que de todos los potenciales candidatos a ocupar ese puesto, Capitanich luce como el más capacitado y el más pro-mercado, cabe preguntarse qué significa el ascenso de Kicillof como Ministro de Economía.  Sobre todo si éste decide mantener a Guillermo Moreno como su alfil en la secretaría de Comercio.  Después de todo Kicillof y Moreno han funcionado hasta aquí como una dupla bastante homogénea en materia de intervenciones y propuestas económicas.   Además, ni en gobiernos anteriores y tal vez menos en los años del kirchnerismo, los Jefes de Gabinete actuaron como “jefes” reales de los ministros.  En otras palabras, si la presidente CFK eligió a Capitanich para señalizar una moderación, por qué lo asciende a Kicillof como Ministro?  Lo que menos necesitaba la economía hoy eran señales confusas.

–        De todas maneras, tal como sucedió ya muchas veces desde que Néstor Kirchner asumió el poder en mayo-03, estos cambios y otros que pudieran darse en las próximas horas, seguirán generando especulaciones sobre un eventual cambio de rumbo económico en el kirchnerismo.  Sobre todo porque como nunca antes en los últimos 11 años, las consecuencias negativas de los desequilibrios macro ya no pueden ocultarse o ignorarse.  Sin embargo, tras tantos años de “barrer los problemas debajo de la alfombra”, los cambios necesarios vienen acompañados de importantes costos económicos y sociales, políticos y “reputacionales”.  Sobre todo cuando se trata de un gobierno, y de una presidente, que se ha jactado de tener las mejores políticas y, por ende, los mejores resultados.

–        Pensamos, entonces, que es poco probable que Capitanich pueda imponer moderación o aires de cambio a la política económica.  Es probable que su rol se circunscriba a ponerle el pecho y la cara a la gestión, mientras intenta al mismo tiempo mejorar la relación con el resto del peronismo (sobre todo los gobernadores), en un intento por evitar que éstos “saquen los pies del plato” prematuramente. Además cabe preguntarse, si será él quien quiera ponerle la cara a esos cambios/correcciones, que podrían poner en riesgo su futuro político o eventualmente sepultar sus aspiraciones presidenciales.

–        En cuanto a los nombres elegidos para integrar el “nuevo” gabinete económico, la dupla Kicillof-Fábrega (o debemos decir el trío Kicillof-Moreno-Fábrega) no alienta demasiado optimismo.  Ni Kicillof ni Fábrega hubiesen hecho lo que habría que haber hecho (moderar el deterioro fiscal, corregir las distorsiones de precios, reinsertar la Argentina en el mundo y en los mercados) cuando todavía existía margen para hacerlo, pero esa es una discusión irrelevante y estéril a esta altura.  Lo relevante es preguntarse si lo harán ahora.  Sobre todo cuando hasta hace un par de días no había ninguna alternativa o propuesta razonable (para resolver los temas anteriores) que formara parte de sus agendas.

–        Seguramente, se va a seguir hablando de Guillermo Moreno.  En principio, sigue.  Pero, el problema principal no es Moreno, ni la intervención del INDEC.  El problema siempre fue, es y seguirá siendo la inflación.  La inflación es producto del descalabro fiscal, y su financiamiento a través del balance del BCRA, hace que los dólares no alcancen y que los pesos sobren.  Ni la inflación ni la restricción de divisas pueden resolverse si no se avanza en resolver el financiamiento del déficit fiscal mediante el balance del BCRA.  Será el nuevo presidente del BCRA quien se niegue a seguir deteriorando dicho balance?  Podrá Juan Carlos Fábrega plantarse y decirle que no al gobierno?  Luce difícil que ello resulte así.  Ni los antecedentes técnicos ni los políticos de Fábrega (amigo de Néstor Kirchner desde la juventud) parecen dotarlo de la suficiente dosis de independencia para hacerlo.

–        Alternativamente cabe preguntarse si podrán estos cambios reabrir el mercado de deuda?  Después de todo una alternativa para comprar tiempo sin resolver la cuestión de fondo (léase el déficit fiscal) sería recurrir al mercado de deuda, de forma tal de reducir la necesidad de empiojar aún más el balance del BCRA.  Ahora bien, es el nuevo Ministro de Economía una figura que genere confianza en los actores del mercado de deuda soberana internacional y/o en los organismos internacionales?  Alcanza con un Jefe de Gabinete moderado y pro-mercado para “tapar” las dudas que pudiera generar el nuevo ministro?  En este sentido, un dato que ha generado rápidamente preocupación es, tomando en cuenta las palabras del vocero presidencial, “la creación de la Unidad Ejecutiva para la Reestructuración de la Deuda”, de la cual se hará cargo el ex ministro Lorenzino.  Por qué se crea una dependencia para re estructurar la deuda? Qué deuda se piensa re estructurar, cuándo, por qué?  Se referirá sólo a la reapertura del canje en marcha?  Esperamos que pronto se aclare el tema y que se trate de un uso infeliz de la palabra re estructuración.

–        Es probable que en los próximas horas, el Ministro Kicillof anuncie un desdoblamiento cambiario (que, como dijimos recientemente en Perspectiv@s, no es una alternativa exenta de riesgos).  Pero, de anunciarse, el desdoblamiento no debería ser visto como sinónimo de un gobierno que recobra la iniciativa.  Se trataría más de una respuesta tardía; prácticamente la consecuencia inevitable de la combinación de una dinámica macro desequilibrada y la imposibilidad política de llevar adelante los cambios necesarios para volver a equilibrarla.

–        Conclusiones:

  • estamos en presencia de cambios para que nada cambie sustancialmente.  Algo de chapa pintura para la gestión y no más que eso;
  • es probable que en lo inmediato se tomen algunas medidas cambiarias para comprar tiempo (pero no puede darse por sentado que lo logren).  No hay ingeniería ni creatividad cambiaria que resistan el acelerado deterioro que sufre el balance del BCRA a causa de una política fiscal insana;
  • tal vez se haya perdido la última oportunidad disponible para impulsar con chance de éxito algo distinto.  Que diera más previsibilidad y despejara los riesgos y la incertidumbre que se ciernen sobre estos últimos dos años de gobierno de CFK.

[1] En el lugar de Fábrega, que hasta hoy se desempeñaba como presidente del Banco de la Nación Argentina, asumiría Juan Ignacio Forlón.  Se trata de un abogado de 37 años que desde principios de año pasado se desempeñaba como director de la entidad.  Era a su vez presidente de Nación Seguros, la empresa más grande del grupo, a donde llegó a causa de su amistad con Máximo Kirchner , hijo de la Presidenta y fundador de La Cámpora.