Algunas observaciones sobre el resultado de las PASO del domingo 11/08/2013.

– El resultado obtenido por el oficialismo en las elecciones de este domingo, estuvo por debajo de las previsiones: no llegó al umbral del 30% a nivel nacional, que mencionamos en nuestro post anterior (ver el post «Ingeniería» http://wp.me/p2X04H-3h), que era percibido como el mínimo indispensable para mantener gobernabilidad y control de la agenda.

– El gobierno dispone de casi tres meses para intentar revertir el resultado.  Lo cual, sin embargo luce improbable.  Entre el triunfalismo y el voto estratégico, es probable que los opositores que lograron ganarle al oficialismo incrementen sus votantes.  Por lo que, para revertir el resultado, el gobierno deberá hacer un doble esfuerzo: descontar la diferencia en contra, evitar traspasamientos y fuga de votos, y luchar contra el voto estratégico que buscará jugar a ganador para aumentar el tamaño de la derrota oficial.

– Aun cuando se mantenga el resultado de este domingo en las elecciones de medio término del 27 de Octubre, ello no significa que el gobierno haya quedado sin márgenes de acción ni capacidad de daño.  Pero estamos frente a un resultado electoral que tiene consecuencias positivas sobre el valor de los activos de riesgo de Argentina.  En tanto y en cuanto dicho resultado señala la proximidad de un cambio de régimen político y, aunque menos contundente, de régimen económico (dadas las ideas y los personajes involucrados en el entorno de los candidatos ganadores).

– De todas maneras, estas perspectivas de cambio de régimen chocan con la realidad de los próximos dos años de gestión oficialista.  No está claro que el gobierno busque captar el voto de quienes prefirieron demostrar su descontento modificando la política económica.  Seguimos viendo como poco probable que el gobierno modifique su postura en materia de inflación y tipo de cambio.  Ni de aquí a octubre ni después.  En consecuencia, esperamos que el mercado continúe con una postura conservadora, buscando cobertura toda vez que pueda acceder a ella.  Ya sea atesorando dólares o instrumentos dolarizados o, en el caso de los productores agropecuarios, atesorando parte de su cosecha (incluso a pesar de precios futuros por debajo del spot, al no estar dispuestos a regalar grano a un tipo de cambio que perciben que habrá de subir a futuro).

– Claro que esta situación no es sustentable indefinidamente.  La necesidad de corregir la macro irá en aumento y las expectativas se deteriorarán aún más si el gobierno se empecina en no hacer modificaciones, esperando que la suerte juegue de nuevo una buena pasada o vaya a saber qué.  En este sentido, cabe mencionar que el conjunto de economías emergentes ha comenzado a crecer menos y, a consecuencia de ello, los precios de nuestros productos de exportación pueden verse aún más afectados. En otras palabras, Argentina se encamina a una corrección macro reactiva (y no proactiva), justo en momentos que el contexto internacional luce más incierto y algo menos favorable.  No estamos planteando que enfrentamos un shock externo adverso, sino que no podemos dar por sentado que el contexto internacional hará menos costosa o más simple la transición hacia una macro sustentable.

– Cabe preguntarse si existe alguna ingeniería o andamiaje político capaz de dotar a CFK de una dosis de gobernabilidad adicional que compense la eventual derrota electoral de octubre, y le permita llegar sin sobresaltos al final de su mandato.  Es probable que la búsqueda de alguna fórmula que aporte gobernabilidad ocupe buena parte de la atención y de la agenda política de Argentina de los próximos meses, pero difícilmente resulte exitosa, si no se encamina a corregir una macro que tiene rumbo de colisión.  Y es en este punto donde surgen los mayores interrogantes.  Quiénes serán los líderes del peronismo que aportarán dicho andamiaje? Quiénes serán los gestores ejecutivos de la transición? Y por último, aceptará la presidente los consejos de Massa, Scioli, De la Sota y compañía?

– En síntesis:

  • El resultado obtenido por el oficialismo estuvo por debajo de las previsiones y no alcanzó el umbral (del 30%), que veíamos como necesario para que el gobierno mantuviera la dinámica política bajo control.  Tampoco creemos que el descontrol o la ingobernabilidad asomen de inmediato o después de las elecciones de octubre.  Lo más probable es que se inicie un proceso de erosión de la gobernabilidad que el gobierno intentará frenar manteniendo la iniciativa mediática y parlamentaria.
  • La expectativa de cambio de régimen mejora las perspectivas económicas para después de 2015, lo que tiene consecuencias positivas sobre el valor de los activos de riesgo de Argentina en el mediano y largo plazo.  Los riesgos se centran en la transición de los próximos 2 años y más precisamente, dada la dinámica macro, en los próximos 3 trimestres.  La inflación, la restricción externa, y la crisis energética prometen desafíos que serán cada vez más difíciles y desgastantes para una presidente que, si bien mantiene su capacidad de daño, ya no tiene ni el apoyo popular ni el poder que supo tener desde la muerte de Néstor Kirchner hasta acá.